domingo, 5 de junio de 2011

Una crítica a la televisión. El estres

Supongo que si alguien ajeno a nuestra sociedad se sentara delante de un televisor y analizara qué tipo de programas se emiten en las diferentes cadenas, tendría un buen indicador de cómo está moral y anímicamente esa sociedad. Si además contáramos con el dato del índice de audiencia de cada programa, nuestra evaluación sería aún más fiable.
La primera sensación que tendría “ese alguien” sería probablemente nauseas.

Yo divido la programación en cinco grandes grupos, sin contar con la emisión de películas o series, o eventos deportivos.

El primero serían programas educativos, de juegos y entretenimiento (cocina, bricolaje, documentales, juegos de ruletas de fortuna, concursos, etc.). ¿Qué buscan? Entretener, divertir, educar… Aquí le damos una puntuación muy favorable a la televisión.

El segundo son un tipo de programas aparentemente agradables y entretenidos, pero que alternan alguna buena noticia con noticias desagradables y en donde siempre aparecen “expertos” que imponen sus puntos de vista. Suelen aparecer por la mañana, o a media tarde, y buscan un público de una edad media o avanzada.

Aquí es donde encuentras conversaciones sobre “un futuro negro” a causa de la crisis.

Aquí es donde te muestran qué desgracias les han sucedido a otros y en donde te demuestran que la próxima víctima puedes ser tú. 

Aquí te dicen amablemente qué debes comer, mientras aplastan a alguna gran compañía que puede que tenga excelentes productos.

Aquí, en definitiva, te van educando en “qué pensar” acerca de las cosas.

¿Qué buscan? Bajo una máscara de simpatía, de “ayuda”, de amistad, buscan crear miedo, inseguridad, y te llevan hacia un “ponerte de acuerdo con lo que digan”. 

Entonces la gente pone alarmas costosas en su casa porque les da la impresión de que la próxima casa que los cacos visiten va a ser la suya, o ya nunca más pasean por el parque de noche porque la tele ha dicho... MIEDO.

Entonces la gente no toca sus ahorros porque, ya sabes, hay crisis: lo ha dicho la televisión. INSEGURIDAD.

O incluso la gente deja de hacer esa terapia que le iba tan bien, o deja de tomar ese producto que le estaba ayudando tanto, porque  la tele, la que todo lo sabe, la que siempre vela por el bienestar, por medio de un prestigioso “EXPERTO” con bata blanca, ha dicho que eso es malo. MIEDO.

El tercer grupo busca un público más joven con programas emitidos por la noche, y en donde se promueven subrepticiamente cambios del ser humano hacia “MAYORES LIBERTADES”. Las drogas dejan de parecer tan malas, el “amor libre” parece cobrar sentido y cualquier desaliñado puede subirse por un tiempo al carro de la fama por inventar alguna canción absurda, por ponerse hasta las trancas de coca o por haberse tatuado un misil con una flor en su sexo.

Reflejo de una sociedad en decadencia, cuyos valores morales se pierden a gran velocidad.

NO LE ESTOY ECHANDO LA CULPA A LA TELEVISIÓN. Los programas son el reflejo del público que los ve.

El cuarto grupo, ¡cómo no!, los programas del corazón. ¡Sin comentarios!, excepto que muchas de sus noticias empiezan por “se dice”, “hay rumores”. Imaginen el nivel de verdad que pueden tener noticias que empiezan con esa frase. 

Pero bueno, al menos entretienen a una clase ociosa que ya ha olvidado que una vez tuvo metas e ilusiones.

Y llegamos al quinto y último, al más dañino, al más destructivo. Además, llega a todo el público: las noticias

Primero. Hay una gran diferencia entre estar informado acerca de lo que ocurre en tu ciudad, país, o planeta y entre estar continuamente bombardeado por noticias de guerra, asesinatos, delincuencia, catástrofes, más asesinatos, más guerra y destrucción y destrucción. Alguien llega feliz de su trabajo, se sienta a comer y enchufa el televisor y “un bebé aparece muerto en un contenedor” “dos muertos en un choque frontal”… Cuando va por el postre su sonrisa se le ha marchitado para todo el día.

Segundo. Gracias a internet sabemos que algunas noticias pueden ser muy promovidas y otras pueden ser filtradas o “ligeramente” manipuladas. Como ejemplo, inventas una supuesta epidemia y la promocionas, la promocionas, la promocionas, un muerto aquí, otro allá, miedo, miedo, miedo, y te embolsas unos cuantos millones de dólares.


Y tercero. Luego te entretienen un poco con los deportes y el tiempo, y así justifican todo su trabajo de informarte, sin que apenas te des cuenta de que te han llenado la cabeza de caos y miedo.

Y eso cada día, siempre, en la misma dirección.

¿Que ha habido hoy un accidente de circulación? ¿Cuántos millones de coches han circulado hoy en nuestro país? En relación a eso, ¿a qué tanto por ciento equivale? 0,000000… Cuando ves estas noticias, parece PELIGROSO conducir. ¿Te das cuenta? Bueno, aplícalo con otras noticias similares (violencia de género, robos,...).



En resumen.

Podemos frenar que se nos empuje hacia abajo evitando ver algunos programas televisivos; el índice de audiencia caería y buscarían métodos más constructivos de entretener al público.