domingo, 20 de febrero de 2011

estres y niños hiperactivos




¿Qué es un niño hiperactivo?
Imaginemos por un momento estar “en la piel” de un niño.
¿Ya?
Muy bien.

Vamos por la calle, agarrados de mamá, y vemos a la gente ir a su velocidad: la anciana cruzando la acera, parejas paseando, los jubilados observando la obra de nuevos pisos de Protección Oficial y varios parados saliendo cabizbajos de la oficina del INEM.
Y pensamos, -¿por qué van tan lentos? Con toda la energía y vitalidad que yo tengo, ¿por qué van tan lentos estos mayores?
Llegamos al parque y mamá me suelta al fin, y allá voy: subo por aquí, me tiro por allá, corro, salto y me lo paso pipa mientras mamá “descansa” de mí; siempre anda diciendo que tiene estres por mi culpa.
 Es como mi profesora, que dice que le hago la vida imposible; pero cuanto más me chilla más le fastidio. En casa mis padres quieren que esté quieto mientras ellos se relajan. 
-¿Cómo voy a estar quieto ahí encerrado con toda mi vitalidad?



Hace sólo unas cuantas décadas el niño se criaba jugando en la calle, y todos recordamos niños con mucha más vitalidad que otros que, por cierto, siempre recibían más palos que los demás; crecieron y se convirtieron en adultos normales, sin que nadie les hubiera puesto una etiqueta de “niño hiperactivo”.
Dice un gran filósofo que el principal problema del niño es el adulto; sé que quizás te rasque un poco la garganta tratando de digerir esto: el principal problema del niño es el adulto.

Desgraciadamente, en muchos casos de niños “hiperactivos”, ésta es la fuente del problema; es muy cómodo darle al niñito una pastillita para que esté quietecito, en vez de salir a la calle a jugar con él al fútbol, o llevarle a nadar, o a que se tire por todos los toboganes del parque.
Y sé que existen casos extremos en los que un niño puede ser realmente un niño muy, muy activo, y para ellos tengo varias recomendaciones que expondré después.

Algún padre que lea estas líneas, se enojará, y dirá que “si lo tuviera yo en mis carnes”… Pues bien, yo he criado a mi hijo, el niño de la foto de la parte superior  del artículo (acababa de llegar de jugar al fútbol), al que más de una profesora me aconsejó visitar a un “profesional” porque lo consideraban hiperactivo. 

¡Ja! 

Hoy en día ya tiene 13 años y es completamente normal.

RECOMENDACIONES IMPORTANTES

Científicos de la Universidad de Illinois (Estados Unidos) después de estudiar a 452 familias con niños hiperactivos, han concluido que unas horas al aire libre en contacto con la naturaleza pueden ser la mejor terapia: un parque, una granja, el jardín trasero de casa... 




En cuanto a la alimentación, los ácidos grasos esenciales ayudan en buena medida (pescado azul, aceite de oliva, aceite de hígado de bacalao); existen suplementos naturales de omega 3 en herboristerías.
También son aconsejables alimentos con salicilatos (cítricos, almendras, tomates), maíz, lácteos, soja y vitaminas C, E y B, así como los minerales magnesio y calcio.
Existen infusiones muy buenas para ellos como melisa, lavanda, tila, flor de la pasión…´

Por último, nuestros parches de Energía equilibran la energía del organismo, de manera que el niño va a poder estar más relajado, sin que ninguna sustancia de ningún tipo le entre en su cuerpo, pues se basan en estimular suavemente puntos de acupuntura. Pincha aquí para obtener información sobre esta maravilla de la bio-nano-tecnología.

En resumen, el estres y la ansiedad de los adultos a causa de los niños se puede aliviar cuando se les deja a ellos más espacio para que fluya su gran vitalidad y se les trata con todo el cariño que se merecen.

1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo Carlos, estas ahciendo una gran labor ayudandonos a los demas a desestresarnos, que falta nos hace!!.

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